martes, 31 de marzo de 2009

Cap. 2 : ¿Dónde estoy?

Por fin abrió los ojos, pero la luz que entraba en la habitación hizo que los volviera a cerrar bruscamente. Lunnei puso una de sus manos sobre los párpados para evitar que los rayos incidieran de golpe sobre sus pupilas y poco a poco fue separándola, a medida que se iba acostumbrando a la intensidad. Fue entonces cuando se percató de dónde se encontraba, o más bien, de dónde no se encontraba. Palpó el colchón sobre el que estaba tumbada, pequeño y algo rígido, esa no era su cama. De un brinco y con los ojos aún entreabiertos se incorporó quedándose sentada y con la espalda apoyada en el cabecero. Movía la cabeza hacia todos lados, observando cada rincón de la habitación en la que se encontraba, intentando recordar.
En ese momento la puerta se abrió. De abajo a arriba, la chica contempló a su visitante. Botas negras, algo desgastadas y sucias, pantalón también negro, de tela fina que le llegaba hasta poco más abajo de la rodilla, camiseta blanca de manga corta, sobre la cual llevaba puesta una sudadera sin mangas de color rojo, con cremallera desabrochada y con capucha a la espalda. Por fin llegó a su rostro. Cara ovalada, de nariz y labios finos, contrastando con unos grandes ojos de un color perdido entre el verde y el azul. Su nariz y sus pómulos estaban adornados con pequeñas pecas y su pelo lucía limpio y brillante, corto, de un tono ligeramente anaranjado, similar al bronce. Al ver aquellos rasgos, la joven sufrió una especie de flash-back. Todas las imágenes de lo sucedido el día anterior se proyectaron en su mente haciendo una especie de resumen por escenas. El lago, Dailor consagrando su unión, aquel chico enfrentándose a él, su maestro estallando en ira, torrentes de bruma oscura, el bosque...y de nuevo aquel chico.
-¡¡Tú!! - Dijo Lunnei levantándose ferozmente de la cama mientras miraba llena de rabia hacia Saul. - ¡¿Qué es esto?! ¡¿Dónde estoy?! ¡¿Qué me hiciste?!
- Buenos días. - Fue lo único que él contestó, con una sonrisa en los labios e ignorando la furia de la chica.
- ¿Buenos días? ¡Tú eres idiota! Contesta a mi pregunta si no te importa.
- ¿A cuál de las tres? - Preguntó el chico aún con la sonrisa, con aspecto de estar bromeando.
Al ver lo poco que le tomaba en serio, Lunnei decidió amenazarle untilizando algo de su poder, provocando una corta pero intensa corriente de aire que salió desde sus pies y golpeó al joven.
-Está bien, tranquila. Ayer, después de escapar de Dailor y vuestra casi-unión -ante este recuerdo ella reaccionó con un pequeño rugido. - intenté razonar contigo - prosiguió él, pero volvió a ser interrumpido por otro rugido esta vez más fuerte. - pero te negaste a escucharme así que no me quedó otra que traerte por las malas.
- ¿Cómo que me negué a escucharte? Apenas lo intentaste. Además no podía fiarme de ti, ni de ti ni de nadie ahora mismo. - Bajó la mirada, dejando ver una tenue nota de tristeza en su voz. - De todas formas eso no te da derecho a envenenarme o lo que sea, y traerme aquí contra mi voluntad.
-Primero, no teníamos tiempo de explicaciones, Dailor andaba muy cerca y nos estaba buscando. Segundo, de mí si puedes fiarte y si te dejas te lo iré demostrando. Tercero, nadie te ha envenenado, tan solo perdiste el conocimiento por una leve falta de oxígeno, pero por lo que veo ya estás perfectamente.
- ¡Ah! Genial, intentaste asfixiarme.
- ¡Aggg! En ningún momento tuve la intención de hacerte daño, ya te lo dije, pero no podía hacer otra cosa. Lo siento si te ha molestado.
- Déjalo...ya no importa. - Contestó ella sin ganas de discutir más.
- Está bien. Bueno, después de eso te traje aquí y ahora estás en mi humilde morada. - Volvió a bromear el joven. - El resto de la historia ya la conoces.
- Sí, vale, guay... - El ánimo de ella seguía siendo bastante bajo.
- Ahora si quieres puedes cambiarte, Iliade vino esta mañana y dejó algo de ropa en el baño, la puerta de enfrente. Elije lo que quieras.
Ante la propuesta de cambiarse de ropa, Lunnei se miró el cuerpo, esperando encontrar el bonito vestido blanco del día anterior, peor en su lugar obtuvo la imagen de unos arapos sucios, arrugados y rotos. Los carrillos se le tornaron de un color rosado a causa de la vergüenza que sintió en ese momento.
-Esto...sí. Será mejor que me cambie.
Y salió corriendo a esconderse en el baño.
Saul sonrió una vez más por la situación y la vergüenza de ella.
- Por cierto, ¿quién es Iliade? - Preguntó la chica elevando la voz tras la puerta del baño.
- La conoceras dentro de un rato. Es una gran amiga y magnífica conocedora de las artes mágicas. Nos está ayudando a mí y a los demás a combatir a Dailor.
- ¿En serio soy todo eso, Saul? - Habló la maga desde el fondo del pasillo.
Era mayor que los dos chicos, de unos treinta y tantos años, vestida con un amplio vestido verde pálido que coqueteaba con el color blanquecino de su piel. Tenía el pelo castaño claro y lo llevaba recogido en un elbaorado moño en lo alto de la cabeza. Irradiaba majestuosidad. Pero lo que más llamaba la atención era su voz, que se escuchaba seguida de una especie de eco, como si hablara siempre en el interior de una cueva.
- ¡Vaya, Iliade! No sabía que estuvieras ahí, te has adelantado.
- Sí, no podía esperar, estoy impaciente por conocer a la casi-vasalla de Dailor.
Debido al impacto que dio en ella esa frase, Lunnei, que salía del baño ya aseada y vestida con un sencillo vestido también en tono verde, dejó caer al suelo un pequeño pasador de porcelana que llevaba en el pelo el día anterior, el cual se hizo añicos con el choque.
- Lo siento, no quería ofenderte. No sabía que estabas ahí y no conozco tu nombre aún. - Se disculpó la maga.
- No...no...no te preocupes. - Tartamudeó la joven.
Saul se sorprendió, estaba seguro que si hubiera sido él el que se hubiera referido a ella de esa manera habrían incluso llegado a las manos.
- Bueno, pues para evitar estos malentendidos será mejor que os presente en condiciones. - Una vez más aquella sonrisa. - Iliade, te presento a Lunnei-Ra.
- Encantada Lunnei-Ra. - Contestó la maga, inclinando levemente la cabeza a modo de saludo.
- Encantada. - pronunció la joven. - Pero si no os importa preferiría que lo dejarais en Lunnei. Tiene una explicación, "Ra" hace referencia a uno de los 9 símbolos en los que está dividido el año en el calendario de la "religión" o lo que quiera que fuese que el maest... que Dailor inventó. Él me encontró durante la época en la que reina el símbolo de Ra, de ahí mi nombre, y el de todos sus demás seguidores: Ra, Piu, Sem, Do, Kur, Waa, Mei, Ye y Waa.
- Está bien, como quieras. - concedió Iliade. - En cualquier caso, interesante invención la de Dailor.
- Sí, tiene mucha imaginación el viejo. - Respondió Saul estallando en una sonora carcajada.
- ¿Nunca para de reirse, o qué? - Preguntó Lunnei a Iliade.
- No, él es así, es parte de su encanto. - Contestó la maga, haciendo como si el chico no estuviera presente.
- ¿De su encanto? A mí me parece un poco insoportable.
Saul se ofendió ante la respuesta de la chica.
- Tú si que eres insoportable.
- ¡Saul! - Le regañó Iliade.
- ¡Bah! Me largo de aquí, volveré a la hora de la cena. - dijo el joven mientras se marchaba de la casa de mal humor.
Mirando a ver si Saul ya se había ido, Lunnei se acercó un poco más a la maga y puso en su rostro una expresión de seriedad.
- Iliade, ¿puedo hablar con usted un momento? - Preguntó con la cabeza gacha, sumisa.
- Sí claro, pero ¿usted? ¿Qué es lo que ocurre Lunnei?
- Yo la conozco. - afirmó la chica, mirando a los ojos a la maga, quien se sorprendió bastante. - Usted...Usted es Kara-Sem. Una de los cuatro Segundos, las personas de confianza de Dailor. Usted controla nuestra...bueno, la religión de Dailor en el este. Sé que es usted, así que no intente negármelo. Llevo toda mi vida estudiándoles a los 4 por órdenes del maestro.
La cara de Iliade era de completo asombro.
- Está bien, no tenía previsto que me reconocieras, ni si quiera sabía que Dailor te hubiese hablado de nosotros. Todo tiene un porqué, vamos al salón y te lo explicaré.


miércoles, 25 de marzo de 2009

Cap. 1: No puede ser cierto

Ahí estaba. Era la primera vez que la veía, aunque nunca había imaginado que fuera a ocurrir de esa manera. Él, maniatado, arrodillado y apresado por dos guardias. Ella, cálida, difusa, cabizbaja, con un vestido largo de color marfil que se humedecía en la parte de abajo a causa del agua del lago en el que se encontraba.



Era el día en el que juraría lealtad hacia aquel que ella creía el más grande y bondadoso mago, su maestro. Pero la verdad era muy distinta. Dailor, que así se llamaba, nunca había sido bueno, ni mucho menos. Su único deseo era convertirse en el mago más poderoso, no importaba cómo, y eso le había llevado a pasar el umbral de la magia, a la hechicería de los ancestros, una práctica prohibida. A pesar de su ansia de poder y su maldad, era una persona increiblemente inteligente; había conseguido engañar a muchísima gente haciéndose pasar por una especie de líder espiritual. Pero su mayor recluta era ella, una joven de 17 años de edad a la que Dailor encontró con tan solo unos meses de vida y bautizó con el nombre de Lunnei-Ra. En ella vio algo, un potencial innato que el mago aprovechó y desarrolló a lo largo de toda su infancia, y ahora había llegado el momento de convertir a su valiosa aprendiz en su más fiel seguidora y transmitirle sus conocimientos ancestrales para que pudiera ayudarle a conseguir su oscuo propósito.



Saul, el chico, el preso de Dailor, seguía arrodillado y contemplando la escena mientras intentaba encontrar algún modo de impedir la consagración de Lunnei y así acabar con los planes del mago. Aquello era por lo que él y los suyos habían luchado tanto tiempo y no podía dejar que todo se estropeara ahora. Pero había algunos inconvenientes a tener en cuenta: primero, estaba apresado; segundo, ella pensaba que él era el enemigo; tercero, en el lugar se encontraban muchos de los guerreros de Dailor y él estaba solo.



Entonces, Lunnei se acercó con pasos lentos hacia su maestro, con la cabeza todavía agachada como muestra de respeto. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca el uno del otro, el mago elevó su mano y haciendo un rápido círculo con su muñeca, una bruma blanca apareció de entre sus dedos extendiéndose al resto de la mano. En ese momento, Saul entendió que esa era su única oportunidad de hacer algo, era ahora o nunca.

-¡Dailor! ¿Por qué no le cuentas la verdad a tu pequeña erudita? - Gritó el chico improvisando.



La bruma de la mano desapareció por el sobresalto.



- Por favor joven, necesito silencio, este momento es importante.- Contestó el mago simulando una falsa ternura, todo para seguir con su careta de buena persona.


Lunnei seguía inmóvil frente a Dailor, sin sobresalarse por las acusaciones del chico y el maetro volvió a levantar la mano haciedo aparecer de nuevo esa bruma.



-Tienes razón, es importante, una importante mentira. Una mentira que si sigue adelante condenará los destinos de todo el mundo.



La bruma se disipó nuevamente. El mago volvió a mirar a Saul, esta vez con un poco más de dureza, pero el tono de su voz seguía siendo tranquilo.



-Te lo he pedido por favor, si sigues interrupiéndome me veré obligado a hacer que abandones el acto.

De nuevo Dailor comenzó su ritual y cuado llegó al punto en el que la bruma aprecía entre sus dedos miró de reojo a Saul, pero no dijo nada...hasta 3 segundos después.

-¿Qué precio estás dispuesto a pagar, Dailor? ¿Cuánto arriesgarías por conseguir tu verdadero y fatal propósito?



Una vez más la bruma se evaporó, pero esta vez el mago no pudo contenerse y explotó.


-¡Cerradle el pico a ese niñato entrometido!

Los guardias lavantarn bruscamente del suelo al joven y cuando estaban a punto de ejecutar la orden, Lunnei habló.

-¡Esperad! Dejadle un minuto. -Gritó a los guardias, sobre los que tambien tenía algún poder. - ¿Qué es de lo que está hablando, Señor? - Le preguntó dulce, como siempre, y confusa a su maestro. La reacción del mago le había hecho dudar.


- No es nada, querida. Tan solo es un joven que forma parte de uno de los abundantes grupos paganos que osan a desprestigiar nuestras creencias y actos.

- ¿Creencias? ¿Qué creeencias, Dailor? Tú solo crees en una cosa, y se llama poder. Tus únicos mandamientos son la obtención de riquezas, reconocimiento y adordores a tus pies. Eres todo lo contrario a lo que predicas y has engañado a cientos de personas, entre ellas esta cría a la que quieres convertir en tu vasallo para el resto de su vida. ¿O no es así, "maestro"?


- ¿Qué está diciendo? ¿Todo eso es verdad? Por favor, Señor, dígame algo. - La chica empezó a llorar, algo asustada.


Aprovechándose de la situación de confusión que reinaba en el lago, Saul se deshizo de sus captores y se colocó en una posición estratégica escondido en el bosque de al lado, desde donde siguió hablando.

- ¡¡Señor!! - Le gritó la chica al mago para que éste le contestara.

Pero la reacción de Dailor no fue una contestación, sino una bofetada en la mejilla de la chica que hizo que esta aterrizara en el suelo del lago, empapándose de pies a cabez. Ahí se quedó, con los ojos muy abiertos y una mano sobre la parte donde había recibido el golpe. No entendía nada, toda su vida había perdido sentido de un segundo a otro.


- Señor, el chico ha escapado. No hemos podido hacer nada, ha ocurrido muy deprisa. - Le informó uno de los guardias que custodiaban a Saul.


Ante esto, el mago dejó fluir todo su poder y su ira. De todo su cuerpo empezó a brotar una bruma, pero esta vez no era aquella bruma blanca sino una de un tono azul, casi negro, como el cielo nocturno. Sus pies se despegaron del suelo y sus rasgos se volvieron agresivos. Con un grito desgarrador hizo que del vapor oscuro que le rodeaba salieran disparadas corrientes de la misma bruma en todas direcciones. Algunos de esos rayos se dirigieron directos al pecho del guardia que le había comunicado la fuga del joven, y sin apenas ruido, el cuerpo del hombre cayó muerto al agua del lago.

Cuando el malvado mago volvió la vista hacia abajo en busca de su ahijada, lo único que encontró fue unas hondas en el agua que reflejaban el moviemiento de todos los presentes.

Mientras, en el bosque, la chica corría desconsolada, huyendo de los rastrojos que quedaban de su vida. Tras cruzar uno de los cientos de árboles, se chocó con el cuerpo del preso en busca y captura.

- Tranquila, yo no voy a hacerte daño, solo quiero ayudar.- Le dijo para animarla.

- No te ofendas "crío" -contestó Lunnei, a modo de recordatorio de cómo se había dirigido él a ella hacía unos minutos. - pero que mi supuesto maestro no sea lo que yo pensaba no quire decir que tú si seas lo que dices, que seas "de los buenos". No voy a ir contigo a ningún lado, y por supuesto que no necesito tu ayuda ni la de nadie. - Parecía que la pequeña aspirante a santa había perdido toda su dulzura.

- Entonces no me dejas otra elección.



El joven se colocó rápidamente detrás de ella y rodeó su cuello con sus brazos, apretando poco a poco hasta que la chica perdió el conocimiento. Evitando que cayera al suelo, la cogió en brazos y la contempló durante unos segundos, pensando en el cambio. Antes, una chica inocente, vestida de blanco, irradiando pureza. Ahora, una chica confusa, perdida, sin una vida real, ataviada con los restos de aquel vestido, ahora amarronado por la tierra, empapado, al igual que su cabello oscuro, que goteaba sobre el calzado de Saul.

Después de aquella inspección, salió corriendo de allí, se la llevó de toda aquella falsa.

lunes, 16 de marzo de 2009




al igual que a ti, nuara, a mi tambien me hace muchisima ilusion recibir el premioo! :)
y siento no haberme pasado por aquí desde hace mucho pero esque ente los examenes y todo puff..no tengo tiempo ni inspiracion...
ahora me pondre un ratito a ver si surge algo ;)

y aqui las reglas:

-Exhibir la imagen.
-Poner el enlace de la persona que te lo ha regalado.
-Elegir 10 personas para pasárselo
.-Escribirles un mensaje en su blog para que se enteren de su premio.


Bueno, yo no conozco 10 personas aki dentro xD asique me limitare a premiar a todos los que pasais por aqui porque estoy segura que aunque no comenteis os mereceis ser blogs de oro! =)


un beso y un saludo para todos!

sábado, 7 de marzo de 2009

De un padre a una hija renegada

Hola hija, soy yo, tu padre. Cierto es que hacía demasiado que no nos comunicábamos, pero estás equivocada en una cosa: no es que no me interese por ti y por tu vida, sino que los problemas en casa han aumentado desde tu partida hace 4 años. Siento mucho que tener que decírtelo por carta, pero tengo una terrible noticia que darte, tu madre ha muerto. Ocurrió hace apenas un mes. Cayó gravemente enferma por las fiebres de Hadis, estuvo en cama durante muchas semanas, pero nunca llegó a recuperarse. Fue un duro golpe para todos, especialmente para tu hermana Ludia, se habían vuelto muy buenas amigas desde el día en que la nombraron sucesora de El Gran Tarí, el jefe de la aldea. Ludia comenzó a pedirle consejos a tu madre y poco a poco se fueron uniendo de una manera abrumadora. Este acontecimiento ha sumido a la familia en un estado permanente de depresión, es como si todos hubiéramos hecho voto de silencio, nadie dice nada, nade comenta nada, mientras tanto en la aldea no se habla de otra cosa más que de nosotros, esta situación es insostenible y no sé si podremos soportarlo. El resto de tus hermanas han dejado sus trabajos y han vuelto aquí, a casa. No te pido que hagas lo mismo, es más, no quiero que hagas lo mismo. Tú siempre fuiste diferente a todos nosotros, eras rebelde, salvaje y libre. Tu propia personalidad no te permite quedarte encajada en un mismo lugar, y, cariño, si lo que de verdad quieres es dejar el Kassenberd, yo te apoyo, ahora y siempre. Sé que durante mucho tiempo hemos estado distanciados pero todo es cosa de caracteres distintos. Espero seguir comunicándome contigo, aunque sea de esta manera, al fin y al cabo desde el día en el que te marchaste para empezar tus estudios como maga de algún modo supe que nunca más volvería a verte. Quizá eso influyera en que dejara de escribirte, no quería olvidarme de ti, claro está, pero ampoco podía soportar perderte. Me equivoqué y lo siento, me gustaría recuperar parte de tu confianza si aún estoy a tiempo. Espero recibir una contestación pronto, y que en ella me cuentes tu vida con todo detalle, qerría conocer algo más a Zescun y a su padre, y por su puesto a ese Danuk ¡eh! Jajaja.
Bueno cielo, ahora sabes que nunca te olvidamos, ni tu madre ni yo, tampoco tus hermanas. Escríbeme, hazlo siempre que puedas y cuéntamelo todo.
Te quiero.

jueves, 5 de marzo de 2009

De una maga renegada a un padre

Hola padre, soy yo, tu hija pequeña, Duna.
Hace mucho que no sabemos nada el uno del otro, puede que haya sido porque últimamente estás mucho más centrado en las actividades de mis hermanas, pero tranquilo, no te culpo. Siempre será más interesante observar de cerca la transformación de Ludia en jefa de la aldea, todos los nuevos descubrimientos de Rissah en los reinos vecinos o incluso cuidar de las extravagantes mascotas de Qeitan. Cualquiera de ellas tiene mejores cosas que ofrecer que una simple aprendiz de magia. Solo escribía para decirte que estoy haciendo lo que mi madre y tú queríais de mí, estudio en la escuela Kassenberd, la más prestigiosa de nuestra nación. Me da clases la maestra Iliade, conocedora de los hechizos de nivel más elevado que jamás hayan existido. He hecho muchos amigos aquí, entre ellos una chica de mi edad llamada Zescun cuyo padre luchó contra los emperadores de Garcia en la Guerra de las 3 Espadas, como tú. También existe un chico...se llama Danuk, tiene un par de años más que yo pero bueno, creo que le gusto y él también me gusta algo a mí así que podríamos intentar algo. De cualquier modo no me comunico contigo para contarte mi vida personal, la falta de interés por tu parte me lo ha dejado todo bastante claro. Aunque tampoco escribo para criticarte ni, como he dicho al principio, culparte de nada. Simplemente quiero decirte que lo dejo. La escuela, la maestra...todo, excepto a Zescun y Danuk, estoy segura que ellos me apoyarán haga lo que haga. A lo que me refiero es que no quiero vivir de la magia, nací dotada con el don de poseerla, pero no con el don de manejarla. Soy penosa en esto, no realizo bien prácticamente ningún hechizo que me intenten enseñar, y eso que la maestra Iliade me dedica muchas horas, me he convertido en una especie de reto para ella, al fin y al cabo nunca antes había existido una maga sin talento para la magia. Lo siento padre, mi intención no era defraudaros, pero debo aceptar lo que soy, afrontar definitivamente mi futuro y hacer algo con mi vida, porque en ese momento está en punto muerto, ni avanza ni retrocede, sencillamente se ha quedado atascada, y no me gustaría convertirme en una persona frustrada tan rápidamente. Exploraré otros lugares y realizaré otras actividades, buscaré una forma de ganarme la vida o tal vez simplemente caminaré por el mundo siguiendo mis instintos, pero no puedo quedarme aquí, no hay nada de la magia que me llame especialmente la atención, ni si quiera se me da bien, sería un desastre como maga y no quiero perder el tiempo ahora que aún soy joven. Repito, no quiero defraudaros, y no creo que vaya a hacerlo, al fin y al cabo ya he hecho historia, soy la primera en desechar mis derechos mágicos. Espero que la noticia no os siente muy mal, tal vez algún día vuelva a casa. Muy dentro de mí, os echo de menos.
Un beso y un saludo a todos.


Duna,la primera maga renegada.