martes, 7 de abril de 2009

Cap. 4 : El misterioso Ciros

La chica se levantó del sofá y acompañó a Iliade hacia la salida. Cuando esta se hubo marchado, la joven se dejó resbalar por la madera de la puerta hasta quedar sentada en el suelo. Estaba confusa y tenía la mente exhausta de tantas cosas nuevas.

Pasaron unos cuantos minutos durante los cuales la chica fue cayendo poco a poco en un sueño, pero cuando por fin se quedó dormida la puerta se abrió y le golpeó en la espalda. La chica se despertó súbitamente.

-¡Auh! - exclamó- ¡Mierda! ¿Quién leches ha...- pero la voz se le apagó al contemplar a un misterioso joven, quizá algo más mayor que ella.

Era alto, fuerte, con el pelo de un negro muy oscuro igual que el de ella, pero este de menor longitud, corto, aunque algo más largo que el del otro chico, Saul. Los ojos también eran parecidos a los de ella, grandes y negros, muy profundos. De los demás rasgos de la cara no se podía decir gran cosa, ya que el joven llevaba un pañuelo azul oscuro atado al cuello, abierto por la parte de alante de manera que le tapaba la boca y parte de la nariz.

-Lo siento.- dijo el chico prácticamente indiferente.

-N...no pasa nada.- respondió Lunnei sorprendida.

Aquel era el chico más extraño que había visto en su vida, pero por alguna razón sentía que ya le conocía, como una extraña conexión entre ambos. Era raro, sí, pero no se sentía incómoda con él para nada.

Después de unos pocos segundos de parálisis la joven volvió en sí y reaccionó levantándose rápidamente del suelo y apartándose del camino del misterioso joven. Él avanzó hacia adelante, pero entonces, sin apenas girarse, con un leve movimiento hacia la derecha de la cabeza, el chico habló.

-No deberías estar tirada en el suelo de esa forma.-dijo todavía en un tono indiferente.

Nunca había sido muy dado a las conversaciones y a las relaciones con el resto del mundo, pero parecía que él también había sentido esa conexión.

Ante la frase del joven, ella agachó la cabeza ocultando el rubor de sus mejillas.

-Ciros tiene razón, la cama suele ser más cómoda, Lunn.- dijo una voz que acababa de entrar a la casa.

Lunnei se giró y lo primero que vio fueron esos ojos del color del mar, aunque solo significaban que no se había equivocado en su suposición sobre a quién pertenecía la voz.

-¿Otra vez tú? ¿No se suponía que volverías a la hora de cenar?- respondió la chica.

-Sí, pero no quería dejar a Ciros a solas contigo, quién sabe si sobreviviría.- contestó el pelirrojo. Inmediatamente después de terminar la frase fingió un escalofrío exagerado por todo el cuerpo.

-He venido a solas contigo todo el camino, creo que me las habría apañado con ella.- reprochó el joven misterioso llamado Ciros.

Lunnei no sabía por qué, pero había vuelto a sonrojarse. Quizá le alagó que la defendieran.

-Oye, no te pases.- refunfuñó el alegre joven.- Voy a preparar esto, luego nos vemos-y señaló hacia atrás con el pulgar, hacia lo que parecía un ciervo muerto que había en la entrada de la casa. Tras eso, salió fuera, recogió el bulto y se marchó al patio de atrás.

La joven levantó la cabeza, con la cara todavía algo rosada y se dirigió al chico que quedaba.

-Gracias. -fue lo único que dijo.

-De nada, pero en el fondo tiene razón, la cama es un lugar más apropiado para dormir.- respondió él, pero no con sarcasmo, como había hecho el pelirrojo, sino con algo parecido a la ternura.

Qué extraño.

-Lo sé, lo siento, yo...no pretendía quedarme dormida, tan solo me senté un momento pero no pude evitar cerrar los ojos. Han pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo.

-Mmm...-asintió él.- Si no recuerdo mal, Saul te ha llamado...¿Lunn?

-Sí.-contestó la chica algo mosqueada.- A penas nos conocemos y ya se ha tomado las confianzas suficientes como para cambiarme el nombre.

-¿Cambiarte el nombre? ¿Entonces no viene de Lunnei?- preguntó algo extrañado.

-Sí, bueno, cambiarme, abreviarme...El caso es que es muy descarado.

-Un poco insoportable.

-Eso mismo le dije yo a Iliade.- comentó la chica dibujando una gran sonrisa. Por fin la comprendían.

-Bueno, entonces tú eres Lunnei, ¿no? -preguntó por última vez el joven para salir de dudas.

-La misma, la casi-traidora, casi-vasalla, casi-enemiga...Llámame como quieras, todos lo hacen. - dijo ella teniendo ya asumido su papel.

-Chsss...No todos.

El rubor volvió una vez más a sus pómulos.

-Soy Ciros, encantado. -se presentó él- Ahora me voy a duchar, nos vemos en la cena. -y con un movimiento de la mano se despidió.

-A....Adiós. -le contestó, pero demasiado tarde como para que él la prestara atención.

Mientras esperaba a la cena, la chica decidió meterse en el cuarto en el que había pasado la noche anterior e intentar descansar algo. Consiguió dormir un poco más pero alguien entró en la habitación alrededor de 30 minutos después.

-La cena está lista.- informó el pelirrojo.

-¡Tú! ¡Siempre tú! Podrías llamar a la puerta al menos, me has asustado.-le regañó ella.

-Está bien, lo tendré en cuenta para la próxima vez, mi señora. - e hizo una reverencia. -Ahora si no le importa adecéntese un poco, la corte la espera para su presentación.

-Imbécil...-suspiró ella.

-Gracias.- respondió el joven con una radiante y expléndida sonrisa en su rostro, sonrisa que sacaba de quicio a la nueva habitante de la casa. Aunque en el fondo...muy en el fondo, le gustaba.

-Bueno ya está bien, lárgate de aquí, ¿quieres?- y se acercó a él pegándole pequeños empujones en el pecho para echarle de la habitación.

-Tranquila, ya me voy. Pero antes quería decirte una cosa.

El pelirrojo se acercó despacio al oído de la joven, le apartó el pelo y habló.

-Intenta controlar tus emociones, eres demasiado transparente y por lo tanto demasiado débil.

-¿Qué estás diciendo? ¿A qué viene esto?- preguntó ella sin poder evitar agachar la cabeza para esconder sus ya típicos sonrojos.

-¿Ves? A eso me refiero. Te pones colorada con facilidad, cualquiera que te observe durante algún tiempo se daría cuenta.

La intensidad de aquel rosa aumentó, pasando al rojo.

-Lo siento, pero no puedo evitarlo. Es parte de mí.-contestó ella a la defensiva.

-Lo sé, a mí no me molesta, pero es peligroso.

-No dices más que tonterías, vete de aquí ya, quiero arreglarme un poco.

El joven se dio la vuelta dispuesto a salir de la habitación y ella hizo lo mismo, se giró en busca del neceser con el cepillo, la colonia, etc. que le había dejado Iliade. Pero cuando creía que Saul ya se había ido, este volvió a hablar.

-De todas formas no debes preocuparte en exceso, el rojo te sienta bastante bien.- y dibujó otra de sus radiantes sonrisas antes de marcharse.

Aunque esta vez Lunnei no llegó a verla ya que se quedó paralizada por la afirmación del chico y cuando quiso darse la vuelta este ya se había ido.

Decidió no darle más vueltas a lo que había sucedido hacía unos segundos y se centró en asearse. Se desenredó la media melena negra y se recogió los mechones de pelo delanteros en una pequeña coletita detrás de la cabeza. Se alisó el vestido verde pálido con las manos y por último se echó algo de colonia. Estaba lista para la cena.

3 comentarios:

  1. Puff me encanta el personaje de Ciros es tan misterioso y a la vez tambien me gusta Saul porque es muy extrovertido y alegre... no se con cual me quedaria, esta situacion (aunq aun no alla llegado a triangulo amoroso) se me semeja un poco a memorias de idhun jajajaj
    sigue la historia por favor q me encanta!!

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  2. Mmm, yo tengo otra sospecha mas que un triangulo amoroso !. Pero no la dire, mira si acierto :|.
    Bien, sabes que me estoy leyendo todo.. pues, me encanta !. Tienes una imaginacion terriblemente buena. Espero poder seguir la historia que empeze el otro dia de tal manera como lo haces tu.
    Un beso, y suerte !

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  3. Tia, me das envidia! Genial, absolutamente fabuloso, eres muy buena escritora, de verdad! Yo le habria cambiado a Ciros el color de los ojos jeje... peero! Si que me recuerda a MdI!
    Besillos de tu admiradorilla (¿?)
    Val*

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